Texto de Alberto
Una vez, en una casita, había un pájaro sin alas. Un día se fue a la roca más alta y saltó.
En cada salto sus salas empezaron a crecer y crecer y en el último salto en vez de caersubió al cielo. Tan contento se puso que no paró de cantar "pío, pío, pío" mientras volaba entre los árboles.
Moraleja: el que la sigue la consigue.
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